Mientras la inversión global en energías renovables bate récords, una noticia reciente destaca el impulso de España: se ha anunciado la construcción del parque eólico marino más grande del sur de Europa frente a la costa andaluza, un hito que reafirma el compromiso del país con la transición energética.

Este megaproyecto contará con una capacidad instalada de 1.2 GW, equivalente al consumo eléctrico de más de un millón de hogares, y supondrá una inversión de más de 3.000 millones de euros. Se estima que generará más de 5.000 empleos durante su fase de construcción y operación, utilizando tecnología de plataformas flotantes de última generación, crucial para aguas más profundas. Como afirmó la Ministra de Transición Ecológica, «Este proyecto no solo nos acerca a nuestros objetivos de descarbonización, sino que posiciona a España como líder en la innovadora tecnología de aerogeneradores offshore y abre la puerta a futuras sinergias con la producción de hidrógeno verde«. Para garantizar la seguridad y calidad en proyectos de esta magnitud, la mano de obra debe contar con la formación y el certificado adecuado en estándares reconocidos.

Con una producción estimada de 4 TWh al año, este parque evitará la emisión de aproximadamente 1.5 millones de toneladas de CO2 anuales, el equivalente a retirar más de 300.000 coches de la circulación. Esto representa un avance significativo hacia el ODS 7 (Energía asequible y no contaminante), asegurando acceso a energía limpia y asequible, y contribuye directamente al ODS 13 (Acción por el clima), mitigando el cambio climático a través de una producción energética sostenible.

La materialización de proyectos como este subraya la ambición de España en la transición energética y plantea la pregunta: ¿Estamos preparados como sociedad y como sector profesional para capitalizar plenamente esta ola de inversión y innovación en energías limpias?

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