La energía eólica es clave en la lucha contra el cambio climático, pero representa un riesgo significativo para las aves, que sufren colisiones con las palas de los aerogeneradores. Para reducir este impacto, investigadores de la Universidad Estatal de Oregón están probando una solución innovadora: pintar una de las palas de las turbinas de color negro.
El estudio, inspirado en una investigación realizada en Noruega, donde se observó una disminución del 72% en las colisiones de aves, busca replicar estos resultados en Norteamérica. Los científicos están probando esta técnica en un parque eólico en Wyoming, con el objetivo de comprobar si esta modificación visual ayuda a que las aves, especialmente las águilas, eviten las turbinas.
El proyecto es liderado por Christian Hagen, quien destaca la importancia de evaluar el impacto a largo plazo y con diferentes especies. Además, una estudiante de doctorado, Natia Javakhishvili, está analizando datos de movimientos de águilas para mejorar la precisión del estudio y desarrollar mejores estrategias de protección.
Con la colaboración de socios industriales y organismos gubernamentales, este proyecto podría marcar un antes y un después en la coexistencia entre la energía eólica y la vida silvestre, protegiendo especies amenazadas como las águilas reales y otras aves migratorias.
Este tipo de estudios son cruciales para encontrar soluciones sostenibles que promuevan la transición hacia energías limpias sin comprometer la biodiversidad.